viernes, 19 de octubre de 2007

Bancarizar para Incluir



La Argentina vive en la actualidad, pasada la crisis del 2001, un momento de alto crecimiento económico1. Nada indica que en el corto plazo no sigan las condiciones favorables de crecimiento, ya que se parte de un arrastre estadístico alto que marcará el desarrollo de la variable durante el año venidero.


Esto no implica que no haya conflictos en el horizonte; se percibe una incipiente aceleración de la tasa inflacionaria, un bajo grado de ahorro domestico, una baja tasa de inversión de la Argentina, las renegociaciones de los contratos con las empresas de servicios públicos, plantean de por sí un escenario complicado para el 2006.


Otro de los problemas no superados en materia económica y social, es la inclusión de grandes sectores desplazados durante el proceso de concentración económica producido en la Argentina durante los años noventa.


Esta claro en este sentido que tasas de crecimiento económico del orden del 9% tienen un efecto positivo en toda la trama social del país, pero experiencias de los años recientes nos demuestran que ello no es suficiente para reducir los niveles de pobreza, ni tampoco para que todos los habitantes de una sociedad se encuentren encuadrados en términos modernos como ciudadanos.


Abordar desde el punto de vista económico el concepto de ciudadanía, no implica necesariamente tener un objetivo económico en la mira, sino poder darle un valor adicional al concepto político.


No desea ser este un simple juego dialéctico sino por el contrario, implica reconocer que el sistema económico debe dar respuestas concretas para concebir una amplia posibilidad de incrementar la base de inclusión social.


El empleo en negro, la falta de acceso al crédito a mediano o largo plazo, y con altos costos de entrada en los de plazo corto, la falta de derechos de propiedad en bienes muebles, son factores que hacen a la concreción de la configuración del ciudadano de hoy, que tiene elementos esenciales mucho más amplios que los derechos a elegir a sus representantes para que gobiernen la Nación.


La discusión de nuevas herramientas para lograr incluir un mayor número de ciudadanos es fundamental a la hora de pensar en una sociedad más justa y equilibrada, tanto desde lo político, como en lo económico y social. Creemos en ese sentido que avanzar en la bancarización de la economía puede constituirse en una política de estado positiva.


Debemos entender que cuando hablamos de inclusión social al sistema económico, estamos en primer lugar concibiendo un concepto moderno de sujeto político. A pesar de que abordamos el tema desde una óptica económico-financiera, nuestro objeto es definir un nuevo sujeto.


El ciudadano que amplia sus derechos, hacia un ámbito que hasta ahora estaba reservado exclusivamente a quienes recibían la denominación de “sujetos de crédito”. Hoy estamos proponiendo adherir a una definición más amplia que permita incorporar derechos económicos a quienes se encuentran fuera del sistema formal de la economía.


La posibilidad de bancarizar a un sujeto a partir de sus consumos es reconocerle la capacidad, como individuo, de generar recursos para satisfacer el pago de esos consumos. La tradicional visión del “sujeto de crédito”, que solo amerita evaluar sus ingresos y a partir de allí definir sus capacidades crediticia, quedaría subvaluada a partir de merituar otro aspecto que es el de sus gastos, erogaciones o consumos.


Invariablemente, todos los individuos reúnen las condiciones de ser definidos como ciudadanos, por ende también los podemos definir como “sujetos de consumo”, es decir capaces de gastar o erogar en términos económicos. Estos sujetos tienen capacidad de generar recursos (por la vía formal o informal de la economía) que permitan sufragar sus gastos.


En este sentido, debe entenderse que ese sujeto directa o indirectamente está afectado, relacionado e influenciado por el sistema económico, auque dicho sistema no lo contenga a él.


Por eso decimos que reconocerlo como sujeto de consumo y por ende sujeto capaz de bancarizarse, implica ampliar el derecho a usufructuar del sistema económico del que forma parte aunque sea informalmente.


Actualmente innumerables personas que comúnmente participan del denominado sector “informal” de la economía, tienen al menos una vinculación con el sector formal.


¿Quien no mantiene un teléfono celular o línea telefónica particular, o un servicio eléctrico, o la provisión de gas natural, o paga el impuesto inmobiliario o al automotor de sus propiedades?


Todas las mencionadas son operaciones económicas y financieras, y demuestran en parte la capacidad generadora de recursos de los pagadores.


Por ello sostenemos, que cada individuo “debe” ser titular de una cuenta bancaria (caja de ahorro o similar, asociadas a una tarjeta de débito) asociada a sus consumos de servicios o impositivos.


Esto le permitiría ser parte del sistema formal, y conformar el engranaje del proceso y sistema de bancarización de la economía, que estamos proponiendo.


La bancarización, en ese sentido, es una fuerza que nivela hacia arriba las oportunidades, puesto que potencia las capacidades productivas de los mas pobres, transfiriendo recursos a los emprendedores nuevos y eficientes, sin requerir que tengan riquezas o estén bien conectados, se transforma así en una herramienta de desarrollo económico, incorporando a la población en el circuito económico formal.


La incorporación de los mencionados plásticos, con las consiguientes campañas de concientización de uso, implicará que numerosos comercios que actualmente tampoco están bancarizados, se incorporen al sistema trabajando con la modalidad de venta por tarjeta de débito, lo que implica una seguridad en el manejo de dinero físico tanto para el comprador como para el comercio vendedor.


Toda la actividad comercial (que gran parte se encuentra en la denominada “economía” informal) se incorporará al desarrollo de la economía formal, ampliando los márgenes de esta última.


La incorporación de operaciones económicas financieras al sector formal, implica necesariamente una ampliación de la economía, tanto en términos cuantitativos (se incrementa la cantidad de operaciones y los montos de las mismas) como en términos cualitativos (se reconocen actores económicos, hasta hoy caracterizados como “en negro”).



Como hemos visto la incorporación de vastos sectores sociales al circuito bancario genera beneficios ciertos para el conjunto de la sociedad, pero tambien tiene un atractivo para los bancos comerciales, participes necesarios en el proceso que se impulsa. La bancarización en este sector plantea un gran potencial de crecimiento y diversificación de las carteras, lo que conlleva una disminución en los riesgos, y ventajas en su administración, dando a su vez la posibilidad de dar un desarrollo social a las entidades crediticias2.


El primer dilema a clarificar entonces es si la bancarización debe ser producto únicamente de las decisiones del mercado, o debe ser producto de una política de estado deliberada, orientada a la inclusión de todos los sectores en el sistema. Creemos firmemente que la segunda es la opción adecuada, de acuerdo a los argumentos expuestos precedentemente. Teniendo como objetivo esto ultimo, tendremos entonces que encontrar herramientas adecuadas para este fin.


La Argentina tiene un sendero de crecimiento de la bancarización en los últimos diez años, en donde aproximadamente se ha duplicado la misma, alcanzando hoy aproximadamente un 35%. Pero aun estamos lejos de los niveles de las sociedades desarrolladas que alcanzan cerca de un 95% de bancarización.


Como el objetivo de bancarizar debe ser amplio y universal, trataremos de plantear un esquema de trabajo innovador que cumpla esas características. En primer término buscaremos un denominador común de todos los ciudadanos, que sea el puntal para lograr la inclusión pretendida, ese elemento puede ser el Código Único de Identificación Tributaria/Laboral, que la Dirección General Impositiva asigna a cada persona física en condiciones de tributar y/o laborar. La idea sería entonces asociar a cada CUIT/CUIL una cuenta bancaria especial (p.e. una Caja de Ahorro), por la cual se deberían abonar en forma obligatoria impuestos nacionales y provinciales, servicios públicos domiciliarios, y tasas municipales asociados a esa identificación.


La adhesión a un servicio o impuesto debe requerir en forma previa la apertura de una cuenta bancaria en la cual se proceda a debitar el importe que se facture por los mismos, obligando entonces al titular a mantener saldos suficientes para su pago.


Para ejemplificar, supongamos que en Argentina hay 10 MM de hogares, y que en la actualidad hay 4 MM de hogares bancarizados, habría que emitir y/o crear 6 MM de cuentas en todo el país, una caja de ahorro cuesta aproximadamente $ 2,5 + IVA en cualquier banco (público y/o privado), es decir que tenemos un negocio de $ 215 MM anuales mínimamente. La pregunta a hacer es quien paga los costos, los usuarios, el Estado, las empresas de servicios públicos o los bancos.


En cuanto a este monto de mantenimiento, debemos destacar que la mayoría de los servicios de los cuales se reciben facturas, se encuentran alcanzados por la ley que grava los débitos y créditos bancarios, lo que genera un costo adicional para el consumidor de servicios. Dicho monto facturado debe ser considerado como un pago a cuenta del mantenimiento de la cuenta respectiva.


Además, el contar con una cuenta bancaria le permitirá mantener una tarjeta de débito asociada a la misma, con la cual pueda operar con la mayoría de los comercios adheridos al sistema, con los consiguientes beneficios impositivos que existen (y en el futuro puedan ampliarse) sobre el consumo y pago con tarjeta de débito, y el consiguiente beneficio fiscal por aumento en la recaudación del IVA que generará a mediano plazo, por la cual tambien puede tomarse los costos del sistema como pagos a cuenta de las retenciones del sistema bancario comercial sobre mencionado impuesto.


Otro beneficio que surge del razonamiento de nuestra propuesta, es que inequívocamente concluirá que también desde el punto de vista impositivo, se tendrá una nueva visión de los compromisos impositivos que debemos cumplir tanto en calidad de consumidores como para los comerciantes.


La incorporación de una masa significativa de operaciones que hoy se desarrollan en el sector “en negro”, a la economía formal, implicará necesariamente un incremento de los recursos fiscales y un descenso de los actuales niveles de evasión y elusión impositiva. Ello implica reconocer que hay determinados impuestos que gravan el consumo de los que podría evaluarse seriamente su descenso.


En idéntico sentido, al ampliarse la utilización de los denominados “plásticos” se entenderá que existe un nuevo medio de pago, una nueva forma de relacionarse con el sistema bancario e impositivo, que ese medio / sistema nos permite cumplir también de otra manera con nuestros compromisos tributarios y no tributarios.


La generación de una nueva cultura de la bancarización, deberá ser incorporada por todos estamentos del Estado (nacional, provincial y municipal) para circularizar a través del mismo sus relaciones entre el Estado y los consumidores, ciudadanos y prestadores de servicios.


Por ultimo es dable destacar que el sistema traería aparejado grandes economías de escala en los bancos, que tenderían a minimizar el costo de las aperturas de cuentas, y mejoras en las eficacia de control de impuestos dado la centralización de la información en una cuenta bancaria, como efectos adicionales positivos a los ya planteados de la bancarización en los párrafos precedentes. Por ejemplo, La falta de pago del servicio, que implica además ser un deudor del sistema financiero, le imposibilitaría al sujeto volver a contratar nuevamente un servicio similar, atento que al requerírsele la apertura de una cuenta para proceder al débito de sus consumos, se detectará la falta de pago en su anterior servicio o impuesto.


En resumen, la bancarización propuesta produce beneficios desde el punto de vista social, minimizando los costos fiscales de implementarla, siendo ademas dinamizadora del credito a sectores bajos y medios, generando entonces un circulo virtuoso en el desarrollo de la economía.


Atento a lo expuesto adjuntamos al presente un anteproyecto de ley tendiente a la bancarización de la economía argentina.


Anteproyecto de Ley


Articulo 1º: Crease el Sistema Nacional de Acceso al Sector Bancario, el cual será de utilización obligatoria por los usuarios de servicios públicos y pago de obligaciones tributarias nacionales, y por adhesión voluntaria al sistema los impuestos provinciales y tasas municipales.


Articulo 2º: El Sistema creado en el articulo anterior consistirá en la apertura de una Caja de Ahorro en alguna de las Entidades Bancarias adheridas, la cual tendrá carácter gratuito para los usuarios, y será de uso obligatorio para el pago de los servicios públicos especificados en la presente normativa.


Articulo 3º: Los servicios públicos integrantes obligatorios del sistema serán:

  • Servicio de Gas Natural

  • Provisión de Energía Eléctrica

  • Provisión de Agua Potable

  • Servicio de Telefonía Fijo

  • Servicio de Telefonía Móvil

  • Servicio de Internet


Además formaran parte del sistema los siguientes impuestos nacionales:


  • Impuesto al Valor Agregado

  • Impuesto a las Ganancias

  • Impuesto a los Bienes Personales


Articulo 4º: La autoridad de aplicación invitará a las Administraciones Tributarias Provinciales y Municipales a adherir al sistema para los siguientes impuestos provinciales y tasas municipales:


  • Impuesto a los Ingresos Brutos o sus equivalentes

  • Impuesto a la Renta Inmobiliaria o sus equivalentes

  • Impuesto a la Renta Automotor o sus equivalentes

  • Tasa por Alumbrado, Barrido y Limpieza o sus equivalentes

  • Tasa de Seguridad e Higiene o sus equivalentes


Articulo 5º: El Banco Central de la Republica Argentina será la autoridad de aplicación del sistema, y como tal diseñara en un plazo no mayor a los ciento ochenta días la reglamentación de la presente la cual constará de los siguientes elementos:


  • Contrato de Adhesión de las Entidades Bancarias Comerciales al Sistema

  • Contrato de Adhesión de las Empresas de Servicios Publico al sistema

  • Contrato de Adhesión de las Administración Tributarias Nacionales, Provinciales y Municipales al sistema

  • Creación de un producto bancario basado en una caja de ahorro apto para la utilización dentro del sistema


Articulo 6º: Las Entidades Bancarias Comerciales realizarán una liquidación cuanto menos semanal de los importes recaudados, y depositarán los valores en las cuentas de las respectivas empresas y/o administraciones tributarias con esa frecuencia mínima. El no cumplimiento de lo dispuesto precedentemente será objeto de las multas y sanciones que por medio de reglamentación establezca la autoridad de aplicación.


Articulo 7º: El costo de mantenimiento de las cajas de ahorro de los usuarios particulares será solventado por el Estado Nacional, salvo que en el caso que el particular optare por utilizar paquetes de servicios adicionales al producto base que establece el articulo 4º.


Articulo 8º: Cada caja de ahorro adherida al sistema estará asociada a un y solo un Código Único de Identificación Tributaria y/o Laboral (CUIT y/o CUIL), no pudiendo estos últimos poseer más de una cuenta para operar en el sistema.


Articulo 9º: Las Entidades Bancarias Comerciales tomarán como pago a cuenta de las retenciones de los Impuestos a las Transacciones Bancarias y del Impuesto al Valor Agregado el costo de mantenimiento de las cajas de ahorro de los usuarios del sistema que esten a cargo del Estado Nacional, en proporciones igualitarias.


Articulo 10º: Una vez diseñados los instrumentos que surgen del artículo 4º el Banco Central de la Republica Argentina procederá a la firma de los respectivos contratos de adhesión y dará publicidad al sistema a implementar, teniendo plazo máximo de la puesta en funcionamiento del Sistema el día tres cientos sesenta desde la publicación en el Boletín Oficial de la presente.


Articulo 11º: de forma.




1 El promedio 2003/2005 estará en el orden del 9%, un 50% más alta que el promedio histórico nacional del siglo pasado.

2 En el margen esto se puede ver traducido en beneficios concretos a los usuarios con bajas sensibles en la tasa de interes, dada la baja de los costos fijos de la apertura y mantenimiento de las cuentas.